viernes, 30 de abril de 2010

Compra de Luisiana

La compra, hoy 30 de abril, cumple 207 años.


La compra de Luisiana (Francés: Vente de la Louisiane La “venta de Luisiana”) era la adquisición al lado de los Estados Unidos de América de 828.000 millas cuadradas (2.140.000 km²) de Francés territorio Louisiane en 1803. El coste era 60 millones francos (U$S11.250.000) más la cancelación de deudas digno de 18 millones de francos (U$S3.750.000). Incluyendo interés, los E.E.U.U. U$S 23.213.568 finalmente pagados para el territorio de Luisiana.


La compra de Luisiana abarcó las porciones de los 15 actuales estados y 2 provincias canadienses. La tierra comprada contuvo todo el actual Arkansas, Missouri, Iowa, Oklahoma, Kansas, Nebraska, partes de Minnesota ése estaba sur del Río de Mississippi, la mayor parte de Dakota del Norte, casi todos de Dakota del Sur, del noreste New México, norteño Tejas, las porciones de Montana, Wyoming, y Colorado al este de Continental divídase, y Luisiana al oeste del río de Mississippi, incluyendo la ciudad de New Orleans. (El Panhandle de Oklahoma, y las porciones al sudoeste de Kansas y de Luisiana todavía fueron demandados cerca España a la hora de la compra.) además, la compra contuvo las porciones pequeñas de tierra de las cuales se convirtió eventual la parte de las provincias canadienses Alberta y Saskatchewan. La tierra incluida en la compra abarca el alrededor 23% del territorio de los Estados Unidos hoy.


Es decir sacando números que le costo cada 1% del territorio actual U$S1.000.000, una ganga.


La compra era un momento importante en la presidencia de Thomas Jefferson. Cuando, hizo frente a la oposición doméstica como estando posiblemente inconstitucional. Aunque él se sentía que la constitución de los E.E.U.U. no contuvo ninguna provisiones para adquirir el territorio, Jefferson decidía comprar Luisiana porque él se sentía inquieto sobre Francia y España que tenían la energía de bloquear el acceso comercial del americano al puerto de New Orleans.


Napoleon Bonaparte, sobre la terminación del acuerdo, indicada, Esta accesión del territorio afirma por siempre la energía de los Estados Unidos, y he dado a Inglaterra un rival marítimo que más pronto o más adelante humillará su orgullo". Tuvo razón 100 años despues.

lunes, 22 de marzo de 2010

El pais de la mala memoria

Esta próximo el feriado del 24 de marzo, en donde ya escuche a varios decir porque no lo mueven al viernes para tener un fin de semana largo. La verdad me da vergüenza ajena tanta hipocrática con una fecha que debería ser mas que respeta y a la vez tan poco valorada.

Igual, pienso que es corto el sentido del "Día Nacional de la memoria por la verdad y justicia". Como país tenemos que tener mejor memoria de todas las cosas que este bendito país ha hecho y esta haciendo. Y en esta ocasión adjunto las imagen es del peor pecado argentino: EL GENOCIDIO PARAGUAYO, tan culpables somos y nunca nadie tuvo vergüenza se algo tan atroz e indignante.

Además de esto puedo enumerar casos que no se tiene memoria como:
  • La cantidad de criollos muertos en los campos de batalla por la Guerra de la Independencia por todo el continente americano.
  • De los gauchos que fueron forzosamente a la maldita Guerra de la Triple Alianza (gracias Mitre y Sarmiento).
  • Los emigrantes muertos de Fiebre Amarilla por vivir en lugares inhabitables (gracias Sarmiento).
  • El genocidio conocido por La campaña del Desierto (Gracias Roca).
  • A los cientos de anarquista y socialistas fusilados a principios del siglo XX( Ejemplo Patagonia Rebelde).
  • A los muertos por defender la democracia en 1930.
  • A los torturados y exiliados de la época de Perno.
  • A los traicionados de Trelew.
  • A los excluidos de la década de los 90's.




Y puede seguir la lista, pero el peor pecado argentino sigue siendo ignorado, en donde hombres de la estirpe como Sarmiento (y que toda la clase decente pensaba en Buenos Aires) llego a decir: "Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial... Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrecencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”. Y todavía le decimos maestro.

Fuente de fotos: http://www.elortiba.org/guepy.html


viernes, 19 de marzo de 2010

El Barón Blanco

Mañana seré Adolf

Por Juan Forn (Página/12 19-03-2010)

Un caballo cruza a todo galope la frontera entre Rusia y Mongolia. El año es 1921. A pesar de los veinte grados bajo cero, el jinete va con el torso desnudo, salvo por una túnica amarilla hecha jirones y un puñado de talismanes que cuelgan de su cuello. Su única posibilidad de salvación es agotar a sus perseguidores y perderse en la estepa, porque tanto el Ejército Rojo como el Ejército Republicano Chino han puesto precio a su cabeza. El nombre del fugitivo es Nikolai Maximilian von Ungern-Sternberg. Es austríaco de nacimiento y ruso por adopción, pero en la estepa mongola se lo conoce mejor como la reencarnación del Genghis Khan, o Mahakala, Señor de la Tiniebla. Budista, sádico, antropófago, asesino, antisemita y antibolchevique furioso, Ungern-Sternberg parece un perfecto villano de historieta, y de hecho Hugo Pratt le dedica un episodio fulminante en Corto Maltés en Siberia, pero el tipo existió en la vida real y fue una desgracia para todos los que tuvieron la mala suerte de cruzárselo, incluyendo a un anónimo cabo retirado del ejército austríaco en 1918 del cual hablaremos en su momento.

De no haberse producido la Guerra Ruso-Japonesa, Ungern-Sternberg habría ido a parar seguramente a un manicomio austríaco o alemán, donde su delirio místico y su sed de sangre hubiesen permanecido confinados a las cuatro paredes de su celda. Lamentablemente, su familia era parte de la aristocracia de alemanes del Báltico que durante generaciones había servido en los ejércitos del zar y, para sacárselo de encima, lo enviaron pupilo a todos los internados posibles, de los que fue expulsado una y otra vez hasta que logró graduarse (entre los peores de su camada, y algunos dicen que amenazando con un cuchillo a su tutor), en el Liceo Pavel de Petersburgo a comienzos de 1904, cuando el ejército zarista necesitaba desesperadamente oficiales de bajo rango para la guerra contra Japón.

En los sangrientos campos de batalla siberianos encontró Ungern-Sternberg su lugar en el mundo. Se destacó muy pronto por su demente temeridad, incluso mereció la Cruz de San Jorge, aunque nadie se atrevía a poner tropas a su cargo por su incapacidad para respetar la cadena de mandos. El general Wrangel dice en sus memorias que, para no ascenderlo (“No es un soldado profesional. Es una máquina de matar, sólo útil en la guerra”), optó por estacionarlo en una remota guarnición de Siberia hasta que volvieron a necesitarlo, cuando estalló la Primera Guerra. Para entonces, Ungern-Sternberg se había fascinado con el coraje y el salvajismo de los buriatos, nómades mongoles en quienes confiaba más que en sus soldados rusos. Se casó con una princesa tártara, aprendió a hablar el mongol, estudió las tácticas de guerra de Genghis Khan y se hizo budista, de una vertiente local que celebraba por igual el panteísmo, el fervor guerrero y la crueldad sin compasión. Se enteró del triunfo de la Revolución de Octubre en el extremo oriente siberiano, más allá del lago Baikal, y junto con su superior inmediato en la región, el coronel Grigori Semenov (tan antisemita y antibolchevique como él), ofreció sus tropas al Ejército Blanco, pero su fidelidad hacia uno y otros duraría muy poco.

A Semenov lo acusó de corrupto, por aceptar ayuda financiera de los japoneses, y a los rusos blancos de meros cobardes. Con la sola ayuda de su regimiento de salvajes, Ungern-Sternberg decidió emprender desde Siberia la conquista de la Unión Soviética y de China, con el propósito de erigir un nuevo imperio tártaro. Su única victoria militar fue la toma de Urka (hoy Ulan Bator, capital de Mongolia), cuando sus seiscientos hombres pasaron a degüello a los cinco mil soldados chinos armados de ametralladoras que defendían la ciudad. En los meses siguientes se erigió en figura suprema de la región a través del terror. Arrasó con todos los judíos y prosiguió la cacería con bolcheviques, soldados blancos, lamas o cualquier otra presencia humana que se pusiera en su camino. En su regimiento había adivinos y videntes, en quienes confiaba más que en sus lugartenientes militares. La mitad de sus hombres estaba siempre al borde de la deserción. Aliados y enemigos temían por igual su sadismo y sus dementes decisiones. Sus campamentos dejaban pilas de cadáveres putrefactos. Fumaba cantidades industriales de opio y mantenía a su tropa con raciones diarias de hachís y vodka. Su actividad favorita era comprobar cuánto tiempo duraba vivo un hombre que había sido completamente despellejado.

Luego de que soviéticos y chinos pusieran precio a su cabeza, Ungern-Sternberg fue traicionado por su propia tropa. Logró huir en su caballo blanco, pero fue perseguido durante dos días con sus noches por los bolcheviques y un puñado de jinetes mongoles que habían formado parte de su regimiento y fueron quienes al fin lograron atraparlo. Aun desarmado y de a pie, Ungern-Sternberg se las arregló para matar a seis de ellos antes de que lo redujeran. Los bolcheviques supieron mantenerse a distancia hasta que estuvo encadenado y procedieron entonces a matar a los jinetes mongoles y trasladar a su prisionero hasta Novosibirk. En el trayecto lo exhibieron, encadenado, semidesnudo, en una jaula, en cada pueblo por donde pasaba el tren. Su aspecto era tan aterrador que ni los más curiosos se atrevían a mirarlo a los ojos.

Sentenciado a muerte luego de un juicio sumario, Ungern-Sternberg enfrentó al pelotón de fusilamiento. Como su cabeza era muy pequeña, se ordenó a los soldados que le apuntaran al pecho. Varios disparos dieron contra los medallones metálicos que colgaban de su pecho y el rebote de la metralla mató a dos miembros del pelotón. Dicen que Ungern-Sternberg tuvo tiempo de soltar una carcajada final antes de morir. Cuando en Mongolia se supo de su muerte, el Bogd Khan ordenó plegarias a todos sus súbditos para que su espíritu no volviera nunca a la tierra. En Austria y Alemania, en cambio, si nos guiamos por una carta que escribe en 1921 D. H. Lawrence, autor de El amante de Lady Chatterley, “todos leen con fascinación el libro Bestias, hombres y dioses, un libro que cuenta las correrías y convicciones del Barón Blanco, un austríaco de nacimiento de nombre Ungern-Sternberg, que pregona el espíritu tártaro de todos los eslavos y germanos y su unión contra judíos y bolcheviques”. Uno de los tantos lectores austríacos de Bestias, hombres y dioses en aquel 1921 fue el cabo retirado, fracasado aspirante a pintor y por entonces orador nacionalista en alza Adolf Hitler. Como lo demuestra el ejemplar profusamente subrayado del libro hallado entre sus papeles personales, según detalla Timothy Ryback en el ensayo recientemente publicado La biblioteca privada de Hitler y los libros que moldearon su vida.

sábado, 13 de marzo de 2010

Terremoto en Chile de 1835 ayudó a Darwin a crear teoría de la evolución

Imagen de la Iglesia de Concepción dibujada por un compañero de Darwin

Un artista que acompañaba a Darwin en la expedición reprodujo la destrucción de la catedral de Concepción tras el terremoto de 1835.

Un historiador británico afirma que el hecho de que Charles Darwin haya presenciado un terremoto de magnitud 8,2 en Chile, en 1835, lo ayudó a desarrollar la teoría de la evolución de las especies.

En entrevista con la BBC, John van Wyhe, fundador del sitio Darwin Online, explica que el famoso naturalista británico estuvo en el país sudamericano en 1835, en medio de su expedición en barco que lo hizo recorrer medio mundo durante cinco largos años.

El día 20 de enero de aquel año, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, US Geological Survey, un terremoto de magnitud 8,2 afectó la región causando la muerte a 500 personas.

Aquel sismo ocurrió alrededor de las 11:00 am (hora local) y duró cerca de dos minutos. Igual que el terremoto del pasado 27 de febrero, el movimiento telúrico de hace 175 años afectó principalmente la ciudad de Concepción, que quedó destruida en apenas seis segundos.

El profesor de Historia de la ciencia de la Universidad Nacional de Singapur explica que, en el momento del terremoto, Darwin se encontraba cerca de Valdivia, ubicada a 322 kilómetros del epicentro.

"Yo estaba en tierra firme descansando en un césped. (El terremoto) vino de repente y duró dos minutos (aunque pareció mucho más). El sismo era muy notable; a mí y a mi sirviente nos pareció que la ondulación venía del este (...) Un terremoto como este destruye las asociaciones más antiguas, el mundo, el emblema de todo aquello que es sólido", describió Darwin en su diario.

El investigador viajó entonces a la ciudad de Concepción, donde llegó el día 4 de marzo.

Terrible e interesante

Charles Darwin, 1875

El investigador viajó a Concepción para observar los daños del terremoto de 1835.

"Es lo más terrible, y sin embargo, el espectáculo más interesante que jamás haya presenciado", escribió Darwin tras encontrar la ciudad en ruinas. Como se muestra en la ilustración de arriba, la catedral de la ciudad se había desmoronado.

"Combinando sus propias observaciones con la de muchos residentes locales, Darwin intentó reconstruir el evento y entender por qué había ocurrido. Él descubrió que tres volcanes habían entrado en erupción a lo largo de la costa chilena casi simultáneamente en el momento del terremoto", explicó van Wyhe.

Darwin observó que, debido al terremoto, la costa había aumentado en relación al nivel del mar. En el punto donde rompían las olas contra las piedras de la isla de Santa María, por ejemplo, era tres metros más bajo que lo normal.

Aquella observación llevó al investigador a estar de acuerdo con las teorías que defendían que el planeta Tierra está en una constante y lenta mutación.

"Esa experiencia fue muy importante para Darwin porque él ya había leído mucho sobre las constantes alteraciones del planeta Tierra, pero es en Chile donde puede presenciar y estudiar ese fenómeno con sus propios ojos", le dice van Wyhe a la BBC.

"(Esa observación) fue una de las principales influencia que llevaron a Darwin a preguntarse cómo los seres vivos sufrían mutaciones para adaptarse a un mundo siempre en mutación. Su respuesta fue, está claro, evolución, o que las nuevas especies son descendientes genealógicas de antepasados, adaptadas de acuerdo a la selección natural del ambiente de cada una", señala van Wyhe.

"El reciente trágico terremoto demuestra, como bien sabía Darwin, que nuestra Tierra no es estática. Ella está cambiando, está evolucionando", concluye el historiador.


Fuente: BBC.co.uk

viernes, 26 de febrero de 2010

Darwin y la vinchuca

Resulta algo extraño y ajeno, pero todos los indicios dan que el celebre naturista padeció esta mal, que en esa época no estaba catalogado, y que fue lo que le provoco su muerte.

La historia del viaje del Beagle, en donde un joven Darwin era el científico a bordo, visito las tierras argentinas, chilenas y uruguayas. Conoció una pujante Montevideo, una barrosa Buenos Aires, una inhóspita Patagonia, un estrecho Chile y hasta cruzo Los Andes para conocer a la enigmática Mendoza. Hasta llego a entrevistarse con el mismísimo Rosas entre los años 1834 y 1835.

Aparentemente en el momento que hizo el paso de Los Andes fue atacado primero por las langostas y luego unos insectos similares a las vinchucas (el tenia algunos especímenes) lo picaron una noche en un rancho en Lujan de Cuyo.

Al tiempo empezó a tener los síntomas de lo que hace la enfermedad: debilitamiento, problemas digestivos y un corazón débil. Ese mal lo tuvo desde 1835 cuando salio de Chile hasta su muerte en 1882, por un paro cardiaco. Jamas se pudo diagnosticar que lo haya tenido porque era desconocida la enfermedad y hoy en día en donde reposan sus restos (Abadía de Westminster) no han dejado hacer los estudios.

Link: http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Darwin#Trabajo_excesivo.2C_enfermedad_y_matrimonio
http://www.losandes.com.ar/notas/2009/11/22/estilo-458173.asp
http://www.odonnell-historia.com.ar/anecdotario/EL%20AGUILA%20GUERRERA%20parte%20VI.htm#11
http://en.wikipedia.org/wiki/Charles_Darwin%27s_illness#The_Chagas_hypothesis

miércoles, 24 de febrero de 2010

La isla Bermeja: La isla desaparecida

Para buscar conspiraciones, esta es la mas disparatadas que he escuchado o la mas asombrosa: La desaparición de una isla.

Resulta que hay infinidad de mapas que datan desde el 1535 hasta 1946. Luego nada, se esfumo. Cuando en la década del 90 del siglo XX empezaron las negociaciones con los EEUU por lo limites fronterizos en el Golfo de México sirvió para que la posible explotación petrolera quedara 100 millas mas chicas.


























También desaparecieron un pequeño archipiélago de islas pequeñas llamadas Los Negrillos, todo esto ayuda a que los EEUU puedan explotar el petróleo dándole solo un porcentaje México, es decir miles de millones de dolares.

Hicieron varias expediciones al lugar y no han encontrado ni siquiera rastros que tierra a baja profundidad que ubique donde esta o estubo la isla. La ubicación oficial da las siguentes coordenadas: 22° 33' Lat. Norte / 91° 22' Long Oeste, pero ahí o cerca de ahí la profundidad del mar es mas de 1400 metros.

¿Su desaparición? Puede que figuraran en los mapas como islas fantasma y nunca se corroboro. Otra que una tormenta la hundió. Y otra mas descabellada, la CIA la desapareció con alguna bomba atómica.

No se, que suena raro, suena raro....

Link:

http://es.wikipedia.org/wiki/Isla_Bermeja

http://publicalpha.com/isla-bermeja-como-recuperarla/

jueves, 18 de febrero de 2010

Batalla de Humaitá

Batalla de Humaitá – 18 de febrero de 1868

Batalla de Humaitá – 18 de febrero de 1868

Guerra de la Triple Alianza. Marcos Paz, vicepresidente de la República Argentina, había muerto en Buenos Aires por la epidemia de cólera que traída del frente de guerra, se propagó como una maldición durante el verano de 1867-68. La verdad es que los brasileños – dueños casi únicos de la guerra, pues solamente del Imperio llegaban refuerzos y armas – se pusieron serios con Mitre después del feo desastre de Tuyú-Cué y le impusieron volverse a Buenos Aires. Constitucionalmente no era necesaria su presencia, no obstante la muerte de Paz, porque el gabinete desempeñaba sus funciones (no había ley de acefalía) y faltaban escasamente ocho meses para la conclusión del período presidencial. Pero Brasil quería apresurar la conclusión de la guerra.

Alejado Mitre (para no volver más), las perspectivas fueron más risueñas para Brasil: Caxias volvió a tomar el mando en jefe. Tal vez no había leído a Federico II, pero llevaba a Mitre la ventaja de ganar batallas.

Sin el general en jefe todo resultaría fácil. El 19 de enero el almirante Inácio fuerza el paso de Humaitá; el 24 dos monitores brasileños llegan hasta Asunción y bombardean la capital paraguaya. Dominado el río por los brasileños, no le era posible al mariscal mantener las fortificaciones de Humaitá y Curupaytí, y el 10 de marzo hizo el repliegue del grueso de su ejército por el camino del Chaco. Apenas dejó cuatro mil hombres de Humaitá para cubrir la retirada. En canoas, chatas y jangadas, los diezmados paraguayos que han defendido hasta más allá del heroísmo la línea de Curupaytí y Humaitá, cruzan el río Paraguay, y por el Chaco toman rumbo norte: en Monte Lindo vuelven a atravesar el río y acampan finalmente en San Fernando. Esa operación resulta un alarde de conducción y valor: es todo un ejército con sus bagajes y armas, heridos y enfermos, evacuando una posición comprometida y en presencia del enemigo. Dos veces cruzaron el río sin que “la escuadra de Brasil se diera por enterada de la doble y audaz maniobra”, dice Arturo Bray.

El coronel Martínez quedó en Humaitá como cebo para inmovilizar al ejército aliado. Pero ya la fortaleza inexpugnable carecía de objeto. El julio recibe la orden de abandonarla con sus pocos efectivos clavando los 180 cañones que no pueden transportarse. Pero el impaciente mariscal Osorio quiere darse la satisfacción de tomarla por las armas y ataca con 8.000 soldados. Martínez hará en Humaitá y con Osorio la misma defensa de Díaz en Curupaytí y ante Mitre: lo deja acercar hasta las primeras líneas y allí lo envuelve en la metralla de su fuego de artillería. Muy cara pagaría Osorio la pretensión de entrar en Humaitá tras un ataque; finalmente se vio obligado a desistir y ordenar la retirada. Fue Humaitá la última gran victoria paraguaya. Pero más afortunado que Mitre, Osorio ha dado a tiempo la orden de retirada y consigue salvar gran parte de sus efectivos. Los cambá (negros brasileños) entrarían en Humaitá y en Curupaytí solamente después de que el último paraguayo las hubiera evacuado el 24 de julio. El 23 a la noche, Martínez ha hecho salir por el río a los efectivos postreros, hombres y mujeres. El 24 al amanecer los brasileños izan la bandera imperial en la ya legendaria fortaleza; poco antes lo habían hecho en Curupaytí. No es feliz la retirada de Martínez a través del Chaco. Los heroicos defensores de la fortaleza han debido sacrificarse para proteger el repliegue del grueso del ejército; van por el Chaco hostilizados por fuerzas muy superiores, ametrallados desde el río por la escuadra. Inácio y Osorio quisieran vengar en Martínez el respeto que le han tenido a Humaitá durante tres años. Finalmente la diezmada guarnición queda encerrada en Isla Poi; logra resistir durante diez días y debe rendirse agobiada por el hambre y el número. Se rinden así los últimos paraguayos que quedaban en ese teatro de guerra. Conmovido, el general Gelly y Obes, hace desfilar a los nuestros “ante los grandes héroes de la epopeya americana”. Hermoso ejemplo que nos debe llenar de orgullo.

Un paraguayo no puede rendirse, aunque la inanición le impida moverse y la falta de municiones no le permita contestar el fuego enemigo. Solano López, ya convertido en el frenético “soldado de la gloria y el infortunio” que dice Bray, es implacable con quienes no demuestran tener su mismo temple. Es imposible ganar la guerra y no han sido prósperas las gestiones de una paz honrosa. Por lo tanto el solo camino que queda a los paraguayos es la muerte; dar al mundo una lección de coraje guaraní.

El coronel Martínez se había conducido como un héroe en su defensa de Humaitá y en su imposible retirada por el Chaco. Pero se había rendido. No importa que contara con mil doscientos hombres y mujeres sin más uniforme que un calzón desgarrado, un quepí, sin pólvora para su fusil de chispa, ni alimentos, frente a tropas veinte veces superiores. Pero el mariscal se había rendido y eso no le era permitido a un paraguayo: la palabra “rendición” había sido borrada del léxico. López declara traidor al defensor de Humaitá.

Los tres años de guerra injusta y desproporcionada han hecho del atildado Francisco Solano una verdadera fiera: está resuelto a morir con su patria y no comprende ni perdona otra conducta. Ni a sus amigos ni a sus jefes más capaces ni a su misma madre y hermanos. Ante todo está Paraguay y por él sacrificará sus afectos más caros. No es la suya una conducta “humanitaria”, seguro; pero López no es en aquella agonía un ser humano sometido a la moral corriente. Es el símbolo mismo de un Paraguay que quiere morir de pie; un jaguar de la selva acosado sin tregua por sus batidores.

En esa última etapa de la guerra nacerá la versión del monstruo, del tirano sanguinario, del gran teratólogo, que alimentaría medio siglo de liberalismo paraguayo. Se le imputaron hechos terribles y no todo fue leyenda urdida por el enemigo. Hay cosas que estremecen, pero pongámonos en la tierra y en el tiempo para juzgarlos; en ese Paraguay de fines de la guerra envuelto en un halo de tragedia. Pensemos en los miles de paraguayos muertos en los combates por defender su tierra o caídos de inanición o de peste en la retaguardia. Sólo así puede juzgarse ese conductor que no puede perdonar a quienes manifiestan flaqueza, hablen de rendirse o tengan simplemente otro pensamiento que no sea morir en la guerra. Para comprenderlo hay que tener un corazón como el de los paraguayos y un alma lacerada por la inminencia de la derrota de la patria. Porque ocurrirán ahora cosas espantosas: el fusilamiento del obispo Palacios, los azotes y el fusilamiento de la esposa de Martínez, la muerte de los hermanos de López, acusados de conspiración; la prisión y los azotes de sus hermanos y hasta de su misma madre. En la atmósfera de tragedia, se yergue la figura del mariscal implacable, convencido de que a los paraguayos, con él a la cabeza, sólo les queda disputar palmo a palmo el querido suelo o morir.

Fuente

Rosa, José María – La Guerra del Paraguay y las Montoneras Argentinas, Buenos Aires (1985)

Bray, Arturo – Solano López Soldado de la Gloria y el Infortunio, Asunción (1984)

lunes, 4 de enero de 2010

9-S, el otro 11-S de 1942 en Oregon


Cosas raras de las guerras, en donde en un plan descabellado de provocar un incendio de proporciones bíblicas el mando militar japones durante la Segunda Guerra Mundial envió miles de globos incendiarios y un hidroavión para que lanzara bombas incendiarias a los bosques de Oregon.

Hizo dos vuelos similares (el otro fue el 29 de septiembre), no provoco ni una víctima y el incendio fue leve por la humedad de las lluvias días anteriores. El piloto fue Nobuo Fujita, hoy en día parte de sus cenizas están esparcidas en el bosque que bombardeo y su espada samurai esta en el museo local.

Para mas información:

http://es.wikipedia.org/wiki/Nobuo_Fujita


http://www.belt.es/noticiasmdb/HOME2_noticias.asp?id=3936