miércoles, 10 de diciembre de 2008

Dorrego: Las cosas no cambian...

El 13 de diciembre se cumplira el 180º aniversario de uno de los hechos políticos mas transcendentales para la Argentina: El fusilamiento de Dorrego.

No es una fecha mas, es el comienzo de la guerra mas atroz que desangro al país por mas de 40 años, solo la sed de venganza de unos pocos que se creían ilustrados.

He aquí un pantallazo de quien fue el fusilado sacado del libro de Pacho O' Donnell:

LA ARISTOCRACIA DEL DINERO

La Constitución de Rivadavia suspendió, por el voto mayoritario de los diputados, el derecho a votar de los menores de edad, los analfabetos, los naturalizados en otro país, los deudores privados y del tesoro público, los dementes, los vagos, los procesados por delitos infamantes. Pero también a los "criados a sueldo, peones jornaleros y soldados de línea". Dorrego levanta su voz:

"He aquí la aristocracia, la más terrible, porque es la aristocracia del dinero (...) Échese la vista sobre nuestro país pobre: véase qué proporción hay entre domésticos, asalariados y jornaleros y las demás clases, y se advertirá quienes van a tomar parte en las elecciones. Excluyéndose las clases que se expresan en el artículo, es una pequeñísima parte del país, que tal vez no exceda de la vigésima parte (...) ¿Es posible esto en un país republicano?".

Siguió en ese tono: "¿Es posible que los asalariados sean buenos para lo que es penoso y odioso en la sociedad, pero que no puedan tomar parte en las elecciones?". El argumento de quienes habían apoyado la exclusión era que los asalariados eran dependientes de su patrón. "Yo digo que el que es capitalista no tiene independencia, como tienen asuntos y negocios quedan más dependientes del Gobierno que nadie. A ésos es a quienes deberían ponerse trabas (...) Si se excluye a los jornaleros, domésticos, asalariados y empleados, ¿entonces quiénes quedarían? Un corto número de comerciantes y capitalistas".

Y señalando a la bancada unitaria: "He aquí la aristocracia del dinero y si esto es así podría ponerse en giro la suerte del país y mercarse (...) Sería fácil influir en las elecciones; porque no es fácil influir en la generalidad de la masa, pero sí en una corta porción de capitalistas. Y en ese caso, hablemos claro: ¡el que formaría la elección sería el Banco!"

Los buitres de la muerte ya planeaban, ávidos, sobre la cabeza de don Manuel.

No tengo nada mas que aportar.