miércoles, 29 de abril de 2009

Curiosidades: La ultima cena de Leonardo



El relato es así: los cuadros de Leonardo, siempre eran también personas reales. Lo primero que hizo del cuadro fue a Jesús y convoco a cientos de jóvenes. Buscos un rostro que mostrara una personalidad inocente, pacífica y a la vez bella. Después de algunos meses de búsqueda seleccionó a un joven de 19 años de edad como modelo para pintar la figura de Jesús.
Luego siguió a los doce apóstoles, uno por uno. Tardo mas de seis años en pintar a los demás apóstoles, pero le faltaba el mas difícil: Judas.
Buscaba a un hombre con una expresión que mostrara el rigor y fortaleza necesarios . Un rostro con cicatrices . Alguien que denotara en sus rasgos la firmeza de ser capaz de desempeñar la tremenda tarea de traicionar.
Lo busco por esos largos 6 años hasta que llegó a oídos de Leonardo la afirmación de que existía un hombre con las características requeridas . El personaje en cuestión estaba preso en el calabozo de Roma y sentenciado a muerte .
Entonces Da Vinci viajó a Roma de inmediato y el hombre
fue sacado de su encierro en el calabozo y conducido a la luz del sol. Allí, Da Vinci vio en él a un hombre oscuro . Su largo, áspero y desgreñado cabello le cubría la cara, escondiendo los ojos . ¡Al fin había encontrado a quien representaría a Judas en su obra! Con el permiso especial del rey este preso fue llevado a Milán al estudio del maestro. Durante 6 meses, se sentó silenciosamente frente a Da Vinci en unas horas establecidas para cada día . Cuando Leonardo dio el último trazo , se volvió a los guardias del prisionero y dijo: "Yo he terminado; pueden llevarse al prisionero."
Cua
ndo los guardianes conducían al preso fuera, él repentinamente perdió el control de sí mismo y se precipitó sobre Da Vinci llorando y diciendo: "Oh, Da Vinci. ¡Mirarme! ¿No me conoces?".
Da Vinci , escudriñó cuidadosamente al hombre cuyo rostro había estado mirando durante 6 meses y respondió : "No, yo nunca te había visto en mi vida, nunca hasta que te sacaron de los calabozos ante mí en Roma".
Elevando sus ojos hacia el cielo , el prisionero dijo: "¡Oh Dios!, ¿Tan bajo he caído?", entonces volviendo su cara al pintor él gritó: "Leonardo Da Vinci, mirarme otra vez, porque soy el mismo hombre que pintaste hace justo 7 años como figura de Cristo"


lunes, 27 de abril de 2009

Origen del Rock & Roll - Parte 1 - Prehistoria

El Rock & Roll como tal se pone como comienzo en los '50, pero la realidad que el termino "rocking" venia desde hace décadas entre el ambiente afroamericano. Existe una gradación en donde se pronuncia estas palabras:

"Keep on rockin' an' roll me in yo' arms,
Rock an' roll me in yo' arms,
Rock an' roll me in yo' arms..."


La gradación es de 1916, de un grupo llamado Male Quartette, era un gospel llamado "The Camp Meeting Jubilee", he de estar aquí:



Supuestamente fue un grupo que trabajo entre los años 1895-1925, es muy difusa su historia, la canción trata de algo espiritual, clásico tema de los gospel, que ira evolucionando año a año hasta convertirse en algo mas llamado "Rock & Roll", pero esto es otra historia.

lunes, 20 de abril de 2009

Julio Cesar, los piratas y la mala cotización.

Plutarco narro esta historia:

I. ...cuando regresaba fue apresado junto a la isla Farmacusa por los piratas, que ya entonces infestaban el mar con grandes escuadras e inmenso número de buques.

II. Lo primero que en este incidente hubo de notable fue que, pidiéndole los piratas veinte talentos por su rescate, se echó a reír, como que no sabían quién era el cautivo, y voluntariamente se obligó a darles cincuenta. Después, habiendo enviado a todos los demás de su comitiva, unos a una parte y otros a otra, para recoger el dinero, llegó a quedarse entre unos pérfidos piratas de Cilicia con un solo amigo y dos criados, y, sin embargo, les trataba con tal desdén, que cuando se iba a recoger les mandaba a decir que no hicieran ruido. Treinta y ocho días
fueron los que estuvo más bien guardado que preso por ellos, en los cuales se entretuvo y ejercitó con la mayor serenidad, y, dedicado a componer algunos discursos, teníalos por oyentes, tratándolos de ignorantes y bárbaros cuando no aplaudían, y muchas veces les amenazó, entre burlas y veras, con que los había de colgar, de lo que se reían, teniendo a sencillez y muchachada aquella franqueza. Luego que de Mileto le trajeron el rescate y por su entrega fue puesto en libertad, equipó al punto algunas embarcaciones en el puerto de los Milesios, se dirigió contra los piratas, los sorprendió anclados todavía en la isla y se apoderó de la mayor parte de ellos. El dinero que les aprehendió lo declaró legítima presa, y, poniendo las personas en prisión en Pérgamo, se fue en busca de Junio, que era quien mandaba en el Asia, porque a éste le competía castigar a los apresados; pero como Junio pusiese la vista en el caudal, que no era poco, y respecto de los cautivos le dijese que ya vería cuando estuviese de vagar, no haciendo cuenta de él se restituyó a Pérgamo, y reuniendo en un punto todos aquellos bandidos los mandó crucificar, como muchas veces en chanza se lo había prometido en la isla.


Eso le pasa a los cotizan mal a una persona...¿sera una fabula?

jueves, 16 de abril de 2009

Basta de Boludos!!!



a estoy harto de tratar con perdedores
Genios de café y del bla, bla, bla
Giles que son amos del planeta
Que se creen dueños de la verdad

Basta de boludos
Basta, basta ya

Por favor no rompan las pelotas
Mi paciencia llega hasta el final
Busco un lugar libre de ellos
Debe haber un mundo de verdad

Basta de boludos
Basta, basta ya

Basta de boludos
Basta, basta ya

No creo que se pueda explicar
Algunos boludean por demás
Mientras otros nos vacían los bolsillos
Por un gol somos capaces de matar

Basta de boludos
Basta, basta ya

lunes, 13 de abril de 2009

Leandro N. Alem, en el acto del Frontón Buenos Aires del 13 de abril de 1890

“¿Qué hacen estos sabios economistas? Muy sabios en la economía privada para enriquecerse ellos; en cuanto a las finanzas públicas, ya veis la desastrosa situación a la que nos han traído. Es inútil, no nos salvaremos con proyectos, ni con cambios de ministros; y expresándome con una frase vulgar, ‘esto no tiene vuelta’...”

“No hay, no puede haber buenas finanzas donde no hay buena política. Buena política quiere decir respeto a los derechos; buena política quiere decir aplicación recta y correcta de las rentas públicas; buena política quiere decir protección a las industrias útiles y no especulación aventurera para que ganen los parásitos del poder; buena política quiere decir exclusión de favoritos y de emisiones clandestinas. Pero para hacer esta buena política se necesita grandes móviles; se necesita buena fe, honradez, buenos ideales; se necesita, en una palabra, patriotismo. Pero con patriotismo se puede salir con la frente altiva, con la estimación de los conciudadanos, con la conciencia pura, limpia y tranquila, pero también con los bolsillos livianos... Y con patriotismo no se puede tener ‘troncos de rusos a pares’, palcos en todos los teatros y frontones, no se puede andar en continuos festines y banquetes, no se puede regalar diademas de brillantes a las damas en cuyos senos fementidos gastan la vida y la fuerza que debieran utilizar en bien de la patria o de la propia familia.”

miércoles, 8 de abril de 2009

Alfonsin: lo que quedo...

Alfonsín es una de las figuras más difíciles de totalizar, analíticamente, que haya dado la historia argentina. El periodista, éste, lo afirma en lo general y en lo personal. A cada paso en que se está a punto de defender su trayectoria, algo frena y dice “no, fue un transero que acabó siendo funcional a los intereses de la derecha”. Y a cada paso en que se queda al borde de decir eso, se dice “pero bueno, fue un tipo decente, con muchas limitaciones propias y ajenas, que hizo o supo hacer lo que pudo dentro de las fronteras de este sistema”.

Esa antítesis es, quizá, un correcto punto de partida para evaluar a Alfonsín. O sea: ubicar el lugar desde el que puede juzgárselo. Y hay dos lugares. Uno es el de lo que debió haber hecho visto con una perspectiva marcadamente ideológica, implacable, digamos que de izquierda en la acepción más global pero también más precisa de ese término respecto de su carácter humanístico, solidario, valiente, movilizador. El lugar, vamos, gracias al cual la izquierda es mejor que la derecha. Desde ahí, desde ese sitio legítimo, Alfonsín defeccionó. Se rindió o jugó mal, como se quiera. Pero, en cambio, si lo vemos desde una mirada igualmente válida en cuanto a honestidad intelectual, basada en que no fue ni podía ser más que lo dictaminado por su condición de político burgués, provinciano, alejado de todo contorno de líder revolucio
nario, puesto en circunstancias muy tironeantes, resulta que hizo más de lo que podía esperarse. Desde ese lugar y desde 1983, Alfonsín y Kirchner, por ponerlo en nombres concretos, representan lo más a la izquierda que comprobablemente se banca esta sociedad sin que eso quiera decir que uno haya sido, y el otro sea, de ese palo. Con la mirada uno, Alfonsín promovió las leyes contra la impunidad cuando, al margen de varas morales, el bando militar ya no tenía poder de imposición. Y por analogía, le regaló a Menem el Pacto de Olivos bajo una excusa de democracia amenazada que sólo existía en su cabeza. Con la mirada dos, en cambio y, también, sólo para ilustrar, se enfrentó a la Iglesia aunque el cuero que le sobró para impulsar la ley de Divorcio no le dio para derrotarla en el Congreso Pedagógico; y afrontó a los milicos con una apuesta a la que, bien o mal, no se le animó ningún país latinoamericano ni del mundo. ¿Una mirada neutraliza a la otra, o pueden valer las dos?

Hace casi veinte años, a pocas horas de haberle entregado el poder a la rata de manera anticipada como producto de la impericia de su partido, del hartazgo popular y del fenomenal “golpe de mercado” que le pegaron todas las fuerzas reaccionarias juntas, este periodista cerró su columna en este diario opinando que se despedía un gobierno considerablemente peor que lo imaginado por el más pesimista de sus críticos, cinco años y pico atrás; y bastante mejor que lo sugerido por ése, su triste final. Hoy, quien firma se copia a sí mismo resp
ecto de aquel razonamiento porque, a su juicio, se contienen en él las parábolas de Alfonsín. Porque en ellas se simboliza mucho de la idiosincrasia y de los avatares de esta sociedad; de su clase media muy en particular; y de una forma más específica todavía en cuanto a cómo se construye la política desde el partidismo tradicional, que ya no existe porque fue reemplazado, para peor, por haraganes varios que saben manejarse en la dictadura televisiva de la producción de sentidos y a partir de ahí hallar la cuadratura del círculo para resolver la inseguridad, bien que no ni la pobreza ni el hambre.

Con Alfonsín se fue alguien que encarnaba al rosquero; a la decencia individual; a la creencia de que por fuera de peronistas y radicales no sirve nada; a la cobardía de dejar pasar la historia por al lado cuando claudicó ante los milicos; al coraje de un costado relativamente épico que le permitió juzgarlos; a la enorme capacidad de diagnosticar y tejer poder para después no saber cómo usarlo; a la pasión militante, que tanto se extraña; al católico que se salteaba algún mandamiento; al que para (intentar) salvar a su fuerza partidaria entregó la/su República en manos del más canalla de los conmilitones; al enorme orador de carisma invicto, con artilugios retóricos que ya están en la historia y con otros que la historia no le perdonará, o no debería perdonarle; al gorila; al desgorilizado
; al de los sueños truncos por sus contradicciones ideológicas. Con Alfonsín se fue un tipo que escenificaba algo de lo mejor y de lo peor de nosotros, en los graderíos que cada uno quiera darle a una cosa y a la otra. Por eso, su muerte provocó tristeza o melancolía, más allá de que se las vio concentradas sólo en los sectores medios; y de que el impresionante despliegue comunicacional que las reflejó tuvo un indisimulable tufillo a aprovechamiento político, en el sentido de oponer una imagen de hombre ilustre y dialoguista contra la irritación que despierta el Gobierno actual por su pugna con algunas facciones del establishment. Vaya casualidad, porque resulta que hasta su deceso no se le ocurrió a nadie que él era el hombre que la Argentina necesitaría en este momento. Sin embargo, eso no quita que la congoja fue auténtica. Lo cual es un mérito, más vale. En este país hubo y hay demasiada gente pública que adentro de un cajón despierta clima festivo o indiferencia. Y cabe dudar de que alguien se haya alegrado por la muerte de Alfonsín.

Posdata: firmando solicitadas, robando cámara y micrófonos gracias
a la pasividad de comunicadores que les sacaban frases como si fueran monjas de clausura, entrando al Congreso y/o al pie del féretro, se vieron algunas criaturas mediáticas devenidas en profesionales de la política, por cierto que engendradas en el vientre social, que debieron ausentarse si es que se trataba, como dicen, de llorar a un demócrata. Se vio a la dirigencia gauchócrata que se cansó de putearlo en la Rural, se vio a los que lo acostaron en el ’89, se vio a egregios socios comerciales de la dictadura, se vio a unos cuantos de los que supieron caracterizar al alfonsinismo como una patota judeo-comunista, se vio, en síntesis, a muchos de los que militan por instaurar una democracia de sus intereses de clase. Que los correligionarios del muerto los hubiesen echado de ahí habría sido mucho pedir: de hecho, buena parte o una mayoría de ellos participan de coaliciones políticas y sociales que reclaman acabar como sea con un gobierno al que denominan “el régimen”. Pero no es desmedido, en cambio, recriminarles a esos filibusteros que hayan puesto el cuerpo, en lugar de haberse guardado sus lágrimas de caimán. No tenían nada que hacer en ese acompañamiento post mortem, en el que se honraba a un hombre de la democracia. Algunas horas a destiempo: tómenselas de ese velorio. Si acaso era cuestión de proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar la libertad siquiera para el bla bla del Preámbulo, ustedes no tenían nada que hacer ahí, manga de fachos.

Eduardo Aliverti, 4 de Abril del 2009.

Lejos, el mejor comentario de este tema.

viernes, 3 de abril de 2009

Falta Memoria

Las palabras sobran, leean y saque sus propias conclusiones...