Pero 20 días después, en la noche del martes 15 de febrero, la embarcación explotó y murieron 266 tripulantes; de ellos, solo dos eran oficiales, pues la mayoría de estos no se encontraba a bordo, a pesar de la prohibición de bajar a tierra. Se culpó a España como autora del atentado. Los norteamericanos afirmaron que los polvorines estaban intactos y que el Maine había sido destruido por la explosión de una mina submarina; algunas investigaciones posteriores consideraron que los daños fueron provocados desde adentro del barco.
La explosión del Maine sirvió de pretexto a Estados Unidos para declararle la guerra a España e intervenir en una contienda que ya los mambises tenían ganada y arrebatarnos la independencia. Comenzaba así la guerra hispano-norteamericana.
William McKinley era, en ese momento, el presidente de Estados Unidos.
En 1976, el almirante Hyman G. Rickover —responsable de un programa de submarinos atómicos—, tras minuciosa investigación afirmó que: “[…] los daños son coincidentes con una explosión interna [...]”. Esto evidencia que fue una autoagresión y hace responsable al gobierno de EE.UU. con la muerte de tantos norteamericanos.
Fuente: http://www.zunzun.cu/new/leer.asp?Noticias_ID=921
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